Comenzamos los trabajos de restauración del presbiterio de Santa María de Nogueira. Los primeros días se han dedicado a la realización del proyecto de restauración de las pinturas y el retablo mayor.
Examen organoléptico: Es el primer estudio que se realiza siempre, mediante la observación directa y ayudados de diferentes técnicas lumínicas que sirven para poner de manifiesto y recoger datos del estado de conservación y caracterización de los materiales constituyentes de la obra.
Macrofotografía, fotografía en blanco y negro, fotografía de luz rasante y análisis de la obra con luz ultravioleta han permitido conocer al detalle las pinturas y realizar mapas de alteraciones y localización de elementos anexos a la pintura mural.
La documentación gráfica: Es de vital importancia dentro de cualquier trabajo de restauración, por pequeño que sea, contar con una exhaustiva documentación gráfica desde antes de iniciar la obra. No sólo sirve como testigo de un proceso de restauración, para ver el antes y el después, sino también para conseguir la máxima cantidad de información posible de la obra antes de ser tratada. Las fotografías realizadas se complementan con planimetrías en las que se detallan medidas, alteraciones, materiales y todos aquellos detalles que se puedan considerar importante reflejar.
Analíticas: Las analíticas deben proporcionar la información necesaria para conocer al detalle los materiales y la técnica de ejecución, así como las posibles alteraciones presentes en la pintura. Las muestras a tomar deben ser lo más representativas posible pero dañando lo menos posible la obra. En este caso se han completado las analíticas de otras fases de intervención con tres tomas de muestras: dos en la pintura mural y una en el retablo.
Antes de comenzar el desencalado de toda la obra se hicieron pequeñas catas para valorar el estado de conservación de la pintura mural.
Se comprobó ya en ese momento que la eliminación de cal en la bóveda sería muy complicada debido al estado de conservación de las capas más antiguas de pintura mural en esta zona. Para todo el proceso se usaron bisturís con pequeñas cuchillas, realizando toda esta fase de manera mecánica y sin ayuda de ningún químico.
Esta fase en la que estamos inmersas en la actualidad supone uno de los pasos más importantes durante la restauración de una pintura mural. Fijar el mortero de nuevo al muro para evitar futuras pérdidas es de vital importancia.
En esta obra además de fijar el mortero al muro con un mortero líquido se ha tenido que aglutinar de nuevo el mortero decohesionado. Para este trabajo se utilizó un nanomaterial que funcionó de manera correcta.
Queremos mostraros en esta entrada las fotografías relativas al proceso en el que estamos inmersas ahora mismo, la limpieza de la pintura mural ya a la vista y desprovista de las capas de cal que la ocultaban.
Para poder integrar cromáticamente las zonas de mortero nuevo se utilizó la técnica del rigattino, consistente en aplicar líneas de colores muy delgadas y muy próximas entre sí proporcionando una vibración de tono apreciable a poca distancia, pero invisible desde el punto de vista normal del observador.
Tras seis meses de restauración, el presbiterio de Nogueira de Miño recupera todo su esplendor y se muestra tal como era hace varios siglos.